Impacto del distanciamiento social

Distanciamiento social

Impacto del distanciamiento social durante la pandemia COVID-19: consecuencias a mediano y largo plazo

Acad. Dr. en C. Roberto Anaya Prado
Director de Educación e Investigación
Corporativo Hospitales Puerta de Hierro

(Publicado en Nuestro Mundo Hospitalario¹ de la Asociación Nacional de Hospitales Privados. Descargue la versión digital aquí).

La diseminación mundial del SARS-CoV-2 (Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2), el virus que produce la COVID-19, ha causado consecuencias económicas devastadoras, estrés sicológico significativo y disminuido la interacción física entre individuos. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que el distanciamiento social representa una de las estrategias más importantes para evitar el incremento de casos y muertes por COVID-19 y limitar, con ello, el «estrangulamiento» (sobresaturación) de los sistemas de salud.

Existe evidencia sobre el impacto sicológico de la cuarentena en epidemias previas; sin embargo, se está generando un nuevo conocimiento acerca de las consecuencias del distanciamiento social para millones de personas en condiciones de confinamiento en el escenario actual. Contamos ya con estudios sobre el tema, muchos sin metodología científica, lo que los convierte en opiniones de expertos; con el «prejuicio profesional» correspondiente. Así, por la magnitud del problema y los millones de individuos en encierro es imperativo discutir (y estudiar) el impacto sicológico de este aislamiento social ya que es una situación sin precedente en la historia reciente del ser humano.

En concordancia con las recomendaciones de organismos e instituciones internacionales de salud, los gobiernos han impuesto medidas de «confinamiento» encaminadas a disminuir la transmisión del virus, las cuales incluyen, entre otras: permanecer en casa, cierre de negocios y lugares de congregación (p. ej., parques, sitios de culto religioso, centros comerciales, escuelas, etc.) y diversas restricciones para viajar. Todas ellas con un impacto social significativo que trasciende en todas las facetas de la vida cotidiana.

Fuentes de estrés en la población

Depresión

Estos «ajustes» generalizados en la actividad socioeconómica del ser humano, representan fuentes considerables de estrés en la población en general: niños, adolescentes, adultos,  mujeres en condiciones de gravidez, hasta individuos con salud mental en riesgo. Por un lado, la amenaza impuesta por la COVID-19 y sus probables efectos en la familia y amigos, representa por sí sola una fuente significativa de estrés. A esto se agregan las repercusiones sociales de las medidas de confinamiento y cierre forzado de servicios esenciales para la vida, como: disponibilidad de comida y bienes del hogar en general, y el riesgo de desempleo con la consecuente incertidumbre económica.

De hecho, millones de empleos se han perdido en todo el mundo como consecuencia de esta pandemia y, con ello, la fuente primaria de ingreso de muchos hogares. La incertidumbre económica, pues, se presenta como una fuente de estrés adicional importante, especialmente entre los grupos vulnerables.

Por otra parte, la medida de «quedarse en casa» ha incrementado significativamente la ansiedad, los pensamientos negativos, los trastornos de sueño, el uso de alcohol y drogas ilícitas, y hasta los pensamientos suicidas. Todo esto en su conjunto (la falta de interacción social, las pérdidas económicas y los cambios en las rutinas y estilos de vida) ha generado consecuencias definitivas en el estado sicológico y emocional de la sociedad en general.  La desmotivación, la pérdida de sentido y una baja autoestima son tan solo algunas de las consecuencias derivadas del «enclaustramiento» social.

 

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Referencias 

  1. Anaya-Prado, R. Impacto del distanciamiento y enclaustramiento social durante la pandemia COVID-19: consecuencias a mediano y largo plazo. Nuestro Mundo Hospitalario. 2021; Año 2, No. 1: 12-4.

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